Facebook

Translate

jueves, 5 de noviembre de 2015

Manos limpias y los niños

No es un nuevo titular sobre corrupción, tan de moda últimamente. Es algo mucho más importante.
Cuando era estudiante de Medicina me hablaron del pobre Doctor Semmelweis, historia que me impresionó profundamente.

                                                                      
                                                                          Ignaz Philipp Semmelweis 1818-1865 

Este insigne obstetra nacido en Budapest hace casi 200 años, hizo una brillante observación; los recién nacidos procedentes de partos domiciliarios tenían una tasa de infección mucho menor que los nacidos en el hospital. Y en su hospital la mortalidad era mucho menor en la sala atendida solo por matronas que en la que era atendida por estudiantes de medicina.
Lo documentó con datos y además se preguntó por qué podía ocurrir. También observó que cuantos más médicos y estudiantes trataban a las parturientas, más probable era la infección en el hijo y la madre. Y si además habían estando realizando autopsias o cirugías, estas  infecciones eran todavía más frecuente.
Y sí, el pequeño detalle que ahora nos parece increíble,es que los médicos no usaban guantes ni se lavaban las manos; hago una autopsia, dreno una absceso purulento y luego te saco a tu hijo; así, del tirón y sin lavarme las manos y por supuesto sin anestesia (literalmente). Me pareció tan alucinante que nunca he olvidado la historia. Que por cierto,  no acaba aquí.



                                                                   Etiología, concepto y profilaxis de la fiebre puerperal.
                                                                   Semmelweis. 1861.


El bueno de Semmelweis, ejemplo perfecto del médico brillante y científico, estudio minuciosamente los datos, los probó, documentó, apunto hipótesis causales e intento implementar una medida tan sencilla como el lavado de manos antes de un  procedimientos médico. Y además pudo probar que la medida era muy efectiva, y muchas vidas se salvaban. Incorporó el uso de la estadística a la investigación médica.
Entrábamos en la era de la medicina moderna, la higiene y la asepsia, unos años antes de que se descubrieran los gérmenes.
Al buen doctor no sólo no le premiaron por sus descubrimientos sino que le despidieron y sus propios compañeros le amargaron la vida. Era intolerable la simple insinuación de que esas muertes eran causadas por los propios médicos. Recuerdo cuánto me indignó esa historia, ¡que injusticia!
 He leído que murió demenciado por una probable neurosífilis y víctima de una sepsis que el mismo se provocó, en una patético intento de probar su teoría.
Paralelamente, otros médicos llegaron a conclusiones similares y se abrió una nueva etapa  en la historia de la Medicina.
Pero nadie se acuerda del buen Doctor. Hace unos pocos años han surgido varias iniciativas para recuperar su memoria por parte de  instituciones tan importantes como la OMS (Organización Mundial de la Salud).
Ninguna medida tan sencilla como el lavado de manos ha salvado tantas vidas a lo largo de la historia, y muchas más que se podrían salvar todavía en la actualidad; porque aunque te parezca increíble, todavía queda mucho por hacer, tanto en el estamento sanitario como en la población general.
El próximo día hablaré de como afecta todo  esto a tÏ y a tus hijos.

PD:  Dedicado al padre de mi pacientito Ignacio y a todos los que se tiene que pelear hoy en día  para que a sus hijos pequeños no les toque nadie  sin haberse lavado las manos previamente.


No hay comentarios :

Publicar un comentario